Carlos Ruiz Cabrera, como presidente de Angeco, ejerció de moderador en el debate organizado por nuestro asociado Atlante para abordar la situación real del sector legal en referencia a la digitalización y los avances tecnológicos.
El presidente de Angeco condujo un muy interesante debate en el que ofrecieron sus puntos de vista:
- Moisés Barrio, Letrado del Consejo de Estado.
- Sara Molina, Senior Manager de Legal Management Consulting, Deloitte Legal.
- Jorge Velázquez, Chief Transformation Office de Legalitas.
- Teresa Parada, Legal Advisor Manager de Heineken.
El debate se inició estableciendo el marco general sobre cómo está afectando la transformación digital tanto a empresas como a la administración pública. Por el lado de la administración, se apuntó que el marco legal para afrontarla ya existe con la ley 40/2015, pero que el reto es aplicarlo ya que la administración tiene peculiaridades específicas como son el estar sometida a los principios de legalidad y seguridad jurídica que limitan su flexibilidad de actuación.
Por el lado de las empresas, los ponentes señalaron que los abogados se enfrentan actualmente a dos tendencias. Por un lado, la hiperregulación ya que las novedades implican nuevas normas a una gran velocidad con lo que el conocimiento en el sector legal queda obsoleto en un periodo muy corto, lo que obliga a los abogados a dar un enfoque diferente para abordar los nuevos retos. Por otro lado, cada vez se exige mayor eficiencia haciendo más por menos. Ante estas dos tendencias, el sector legal no tiene otra alternativa que digitalizarse.
La inteligencia artificial generativa es uno de los caminos a seguir, pero los ponentes señalaron que, antes de aplicar esta tecnología, es necesario hacer una reflexión previa plateándose el por qué y el para qué. Hay que tener presente que las empresas van más despacio en el avance tecnológico de lo que vamos las personas en nuestro entorno privado y que, concretamente, en el sector legal actualmente hay ciertas reticencias a la entrada de la tecnología al entender que supone un cierto menosprecio al conocimiento de los especialistas legales, pero que esas reticencias terminarán venciéndose como ha ocurrido en otros sectores, que tenían percepciones iniciales similares como el sanitario.
En concreto, se remarcó la gran utilidad que al IA generativa puede tener, por ejemplo, en la simplificación de modelos contractuales y la generación de nuevos modelos más entendibles y accesibles para las personas ajenas a la terminología legal.
A continuación, se señaló que la transformación digital implica necesariamente un cambio en la cultura corporativa enfocada a liderar la innovación y el talento. En este sentido, y desde el punto de vista de la administración pública, se indicó que existe la disposición clara de llevar a cabo ese cambio, con las limitaciones especificas señaladas anteriormente, poniendo como ejemplo la investigación policial y la persecución del fraudade fiscal por parte de Hacienda, como dos áreas donde ya se aplica inteligencia artificial.
Sin embargo, la administración de justicia está más retrasada en este sentido por falta de medios y por la paralización de la ley de eficiencia digital debido a la situación política, aunque se espera que el nuevo gobierno, sea el que sea, lo tenga como una de sus prioridades legislativas. Un claro ejemplo de cómo la IA podría mejorar la operativa de los juzgados sería el de la posibilidad de medir en tiempo real qué juzgados están más atascados y redirigir los casos a otros que tengan menor carga de trabajo, acelerando la resolución de los procedimientos.
Por parte de las empresas privadas, pusieron de relevancia que la transformación digital implica necesariamente un cambio de cultura organizativa para encontrar una nueva forma de ofrecer sus servicios. Las organizaciones deben tener en cuenta que una compañía no se transforma en 6 meses o un año, sino que es un recorrido de largo plazo mediante una “lluvia fina” de cambios.
Es fundamental transmitir a todos los miembros de la organización la nueva visión de la empresa, qué se quiere cambiar, para luego buscar la tecnología adecuada para hacerlo. A partir de ahí, detectar las personas que tienen ganas de afrontar esa nueva visión como early adopters, que la gente de los equipos encuentre su propio talento y que pierdan el miedo a equivocarse, ya que la transformación digital implica errar y corregir. Es necesario crear internamente un grupo multifuncional fuerte proclive al cambio y que sea ese grupo el que movilice al resto de la organización.
Es importante asumir la idea de que los departamentos estancos dentro de la empresa quedaron atrás y, por eso, cualquier iniciativa de cambio debe integrar equipos formados por personas provenientes de diferentes áreas que puedan retroalimentarse entre sí, afrontando el reto con una visión 360º.
Asimismo, se recalcó que, si bien la transformación digital trae muchas ventajas, no puede dejar de lado el legacy de la compañía, lo que hay, lo que se ha conseguido y cómo se ha conseguido y las personas que lo han hecho posible. Es decir, debe producirse una combinación adecuada de tecnología y personas.
Por último, los ponentes indicaron algunas de las cualidades que deben tener los líderes en este mundo cambiante. Entre las más significativas se indicaron la inteligencia emocional, la humildad para ponerse al servicio del equipo -que es el que tiene todas las capacidades para llevar a cabo el proyecto-, capacidad de adaptación y escucha -ya que no hay axiomas fijos-, resiliencia y resistencia a la frustración, tener impacto e influencia en la organización para saber cuándo es el momento adecuado para abordar cada proyecto y, sobre todo, estar muy pegado al negocio para conocer todas las implicaciones de cada cambio que se lleve a cabo.
En definitiva, se puso encima de la mesa la necesidad ineludible del sector legal de llevar a cabo un proceso de transformación digital.
