Dentro del marco del I Foro para el Desarrollo Angeco, que se celebró el pasado 15 de junio, Flor de Esteban, socia responsable de Deloitte Digital, presentó una ponencia que puso el énfasis en la necesidad de estar muy atentos al desarrollo tecnológico y muy ágiles a la hora de incorporar los avances necesarios a nuestras organizaciones si queremos continuar siendo competitivos e incluso sobrevivir.
Entender el concepto de exponencialidad, en el desarrollo tecnológico y sus implicaciones, tiene una importancia capital como punto de partida para encontrar la forma de hacer que una compañía siga siendo competitiva.
Los seres humanos, desde el inicio de los tiempos, seguimos una línea de desarrollo lineal y no estamos preparados genéticamente para actualizarnos a velocidad exponencial que es a la que se actualiza hoy en día la tecnología. Esta diferencia de velocidad hace que, tanto los seres humanos como la mayoría de las empresas, trabajemos en un esquema lineal lo que hace que el gap entre el desarrollo tecnológico y las personas y los negocios sea cada vez mayor y, consecuentemente, “nos estemos perdiendo una parte importante de la película”.
Además, hay otro factor que dificulta aún más la situación como es el hecho de que, desde finales del pasado siglo, las personas nos estemos adaptando a los cambios provocados por la tecnología de forma más rápida que las organizaciones a las que pertenecemos. Con lo que ese gap entre desarrollo tecnológico y empresas es aún mayor.
A todo ello tenemos que unir que, los avances tecnológicos de los últimos años no son avances simples, sino que tienen tal magnitud que son por sí mismos capaces de provocar cambios en los paradigmas de gestión de las empresas y en la forma de generar ventajas competitivas sostenibles.
Una primera conclusión de todo ello es que intentar entender y adoptar todos esos cambios no parece lo más inteligente, ya que siempre lo haremos de forma más lenta que a la que se producen, sino que lo mejor será ser capaces de identificar y tener la habilidad de adoptar los dos o tres que nos permitan sobrevivir hasta el siguiente cambio.
En los últimos años ha habido varias oleadas de transformaciones tecnológicas que han tenido la capacidad de causar cambios disruptivos en las industrias. Algunos los tenemos ya plenamente asimilados, como la tecnología móvil, internet, la tecnología cloud, etc. Otros están irrumpiendo en estos momentos, como la inteligencia artificial, la impresión 3d, los drones o la realidad virtual, pero todos ellos con capacidad para modificar negocios y sectores de actividad. Pero la ola no se para ahí y en breve tendremos integrados, en nuestro día a día, avances que ahora sólo vemos de manera muy incipiente, como los biomateriales, blockchain, las nuevas formas de generación energética, etc.
En definitiva, nos enfrentamos de forma muy rápida a la acción de fuerzas que tienen la capacidad de transformar el futuro, que convergen y se amplifican entre sí con importantes implicaciones a todos los niveles.
Cambian los mercados: qué se vende, a quién se vende, qué productos tienen valor y cómo se crea ese valor. Cambian los modelos: cómo se crean y organizan los negocios, cómo se desarrollan las capacidades y cómo se diseñan nuevos modelos de creación de valor; y cambian las mecánicas: cómo se toman las decisiones en las empresas, cómo se contratan empleados, etc.
Adicionalmente, hay que señalar que estos cambios afectan a todos los sectores porque se difumina la definición tradicional de sector.
Todo ello trae consigo un cambio de paradigma en los factores que generan ventaja competitiva. Si hasta ahora el tamaño, los recursos financieros, los clientes, los proveedores, etc., podían generar ventajas competitivas sostenibles, hoy en día han dejado paso a otros factores como la agilidad, en concreto, la agilidad para adaptarse a nuevos entornos competitivos, la tecnología o el talento para anticiparse y saber cómo moverse en un entorno que avanza a gran velocidad.
Como conclusión final de la ponencia, Flor de Esteban destacó que esperar no es la solución, hay que actuar y hay que hacerlo rápido.